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Al borde de la salud
El otro día estuvimos, en casa, especulando a raíz del comentario de un "escocés".
Lo que me dijo este hombre, tras varios años de trabajar como anestesista en Escocia, es que allí los profesionales están quemados, que aumenta el número de "managers" y no aumenta el número de personas que trabajan con los pacientes, que aumenta el número de pacientes y de pruebas y de intervenciones y que no aumenta la financiación.
Lo que me dijo me resultó sospechosamente parecido a lo que oigo en España.
Si esto es así en buena parte de Europa (al menos), entonces es probable que haya mucha gente muy fastidiada: frustración, listas de espera, gasto ...
Lo de "especular" viene a que, como segunda parte de la conversación, nos dio por intentar vaticinar el futuro de todo esto.
La tendencia es a que, progresivamente, aumenten el gasto y la insatisfacción de unos y otros. Lo previsible es que aumenten tanto que "el sistema reviente". Nos podemos imaginar ese momento con todos los detalles de una sanidad francamente insuficiente, colapsada bajo su propio peso, con los profesionales huyendo y las desigualdades en ascenso tremendo.
Pero lo que me resulta "interesante" ahora es pensar en "qué pasa justo antes" de que el sistema reviente. Por si es posible hacer algo.
Sospecho que, justo antes de que el sistema sanitario reviente, uno de los hechos visibles es que los ricos "se buscan la vida". Los poderosos, que tal vez están en posición de cambiar algo las cosas, se escurren a través de las fisuras del sistema y no sufren en sus carnes los efectos de la insuficiencia. Fulanito y menganito se operan, rápida y discretamente, "por lo privado", y en su corazón aliviado sienten una lástima difusa por los que no tienen sus influencias.
Por su parte, la gente que trabaja en el sistema se va hartando, pero no ve las cosas claras. Están irritados, presionados por arriba, por abajo y por los lados. Los "habría que" son expresión del "qué enfadados estamos", no del "qué se lograría con eso". Los profesionales con más "peso específico", más solicitados, no necesariamente ven las cosas igual que sus colegas más jóvenes.
En tercer lugar, los usuarios del sistema creen que las cosas han sido así siempre, y que como hay buena voluntad (o mala voluntad irremediable) lo que pasa es que las cosas están lo mejor posible, y que la cosa no tiene remedio. Tal vez algunos se reúnan para quejarse, pero si consiguen una indemnización particular, es probable que ahí acabe todo.
No hay visión que motorice a nadie, o la visión es de catástrofe. La gente cree que cualquier cambio será a peor, así que se quedan quietos, por si las cosas se resuelven solas o gracias a otros.
Ante esta situación, el mono nervioso, agitándose junto con las ramas altas en las que se apoya, y deseando estar equivocado, pregunta: ¿cómo se reúne a los visionarios, cómo se piensa sobre los mejores ejemplos, cómo se aprende de los resultados de las distintas experiencias y experimentos? ¿Internet? ¿La plaza del pueblo? ¿Bitácoras colectivas?
2002-07-15 | 0 Comentarios
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